> por Migueluis Caballero
El monstruo marino estaba herido de muerte,
de sus entrañas desprendía su vida,
Se arrimó a la costa para morir,
allí vomitó todo lo que llevaba en sus entrañas.
Aguas, playas y costas se llenaron de un negro,
negrísimo chapapote….
La luz del sol no se reflejaba en las anteriores aguas cristalinas,
ni acariciaba las blancas arenas de la playas,…
ahora todo era negro y sólo negro.
Las aves heridas de chapapote se acercaban para morir de negra muerte
en las ahora negras playas.
Los habitantes de Felizlandia
no daban crédito a lo que veían.
El monstruo había vaciado su entrañas de chapapote
en sus tierras, en sus aguas,
en sus medios de vida.
Vencido el primer momento de estupefacción
se pusieron manos a la obra, con rastrillos, palas, cubos…
empezaron a recoger los vómitos negros de la bestia.
Y de pronto una marea blanca de solidaridad inundó Felizlandia,
de todos los lugares del planeta acudieron jóvenes, mujeres, …
la marea blanca se enfrentó a la vómitos de chapapote
y al grito de nunca mais emprendió un feroz batalla.
La pelea fue larga, larga y larga.
Pero al final la marea blanca pudo sonreír satisfecha:
las aguas volvían a ser cristalinas,
las playas recobraban su blancura,
Las aves podía volar orgullosas
y los peces respirar tranquilos.
Felizlandia volvía a sonreír.
Gracias a los voluntarios que con vuestro trabajo y entusiasmo
limpiasteis las playas de Galicia inundadas del Chapopote del Prestige.
En el sexto aniversario: nunca mais.
Galicia 13 de novembro 2008
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