O xornal El País publica unha reportaxe sobre a comunidade magrebí de Arteixo e falan de Yasmina e Karima:
"Primero hay que aprender las letras, es lo más importante de todo", afirma Fadil Cherkaoui, el profesor. Este hombre callado, de sonrisa permanente, es el encargado de enseñar lengua y cultura árabes a los niños de la comunidad magrebí de Arteixo (A Coruña).
Las tardes de los martes y los jueves, unos cuarenta alumnos acuden a las lecciones, impartidas en el centro de juventud del ayuntamiento. Tienen entre 4 y 12 años, y aunque casi todos han nacido en España, la mayoría son de origen marroquí y algunos tienen raíces argelinas.
La clase transcurre tranquila, sin alteraciones. Los niños están concentrados, parece gustarles lo que están haciendo. Asmae tiene 11 años, y es la mayor de los diez niños que acuden hoy al centro. "A mí me gustan las clases, aunque a veces sean un poco aburridas", dice sonriendo.
La clase transcurre tranquila, sin alteraciones. Los niños están concentrados, parece gustarles lo que están haciendo. Asmae tiene 11 años, y es la mayor de los diez niños que acuden hoy al centro. "A mí me gustan las clases, aunque a veces sean un poco aburridas", dice sonriendo.
Yasmina y Karima son hermanas. Sus apellidos, Mahdaoui Mañana, reflejan la interculturalidad de su familia. En medio del alfabeto árabe, Karima le pega a su hermana. "¡Vas a mami!", exclama Yasmina con fuerte acento arteixano.
La variedad lingüística reina en la clase, sobre todo cuando Sheima le pide algo prestado a una compañera con un sugerente "please...".