En vacaciones de Semana Santa, fui a Madeira. Hacía mucho
sol y nos alojamos en un hotel que tenía dos piscinas, una cubierta y otra exterior. Me
gustó mucho.
Había mucha gente. Las habitaciones eran buenas,
tenían dos camas, una grande y otra pequeña. Había árboles en el jardín, hierba
y cosas muy bonitas.
Siempre quería bajar a la piscina y mi padre quería alquilar un
coche para ir a conocer la isla, todo era muy bonito.
Me gustó ir en el coche que alquiló mi papá porque veía muchas cosas, la montaña, el campo y las flores, que eran preciosas.
Me gustó ir en el coche que alquiló mi papá porque veía muchas cosas, la montaña, el campo y las flores, que eran preciosas.
Al final era más divertido que la piscina y me podía bañar
al llegar.
Fuimos a muchos sitios, a la playa, a pasear por el puerto y ctomábamos helados en los barquitos flotantes, pedíamos de vainilla y nata, para mí, nata
y chocolate para mamá y chocolate y fresa para papá, nos lo pasamos genial.
Todo fue muy bonito.
Todo fue muy bonito.