Tambor brincó hasta una gran pradera.
Había un ratón lavándose la cara con una gota
de rocío.
-Buenas noches ratón, -dijo Tambor.
En lo alto de un árbol dormitaban dos
ardillas.
-Dulces sueños amigas.
Entonces Tambor oyó algo. Escuchó con
atención. Su mamá le llamaba. ¡Era hora de regresar a casa!
Cuando llegó sus hermanas le estaban
esperando.
-¡Tambor! Exclamaron, ¡cómo te echamos de
menos!
Por Andrea