Hace unos pocos días, mi perra Nela se murió. Tenía el pelo de color ocre y sus ojos eran de color marrón. Cuando iba los domingos a verla me saltaba encima. Era guapa, cariñosa y juguetona. La conocía desde que nací y nos queríamos tanto que su nombre fue la primera palabra que dije desde que empecé a hablar.
Ahora ya era muy mayor y últimamente estaba algo enfermita, así que aunque ahora estemos tristes, debemos pensar que se ha ido a descanser y lo feliz que nos ha hecho.
Aunque ya no esté, siempre la llevaré en el corazón.
Redactora