foto. por Ana MovillaHabía una vez, en una aldea un pequeño y divertido zoo en él, había muchos animales: Jirafas, leones, elefantes, cocodrilos, serpientes, loros, cebras y por supuesto chimpancés. El más gracioso se llamaba Juan.
Juan era muy especial, le encantaba quitarle los cacahuetes a las personas que venían al zoo. Un día por la noche trepó por un muro y se escapó. Al día siguiente, el cuidador del zoo fue a darles de comer a todos los animales. Cuando llegó a la jaula de los chimpancés, vió que no estaba Juan. El cuidador se extrañó un poco de que Juan se escapase, y entonces se dijo a si mismo:
-¡Que extraño! Se lo tengo que decir a todos.
El jefe al oir esa noticia dijo que pusieran carteles por toda la aldea. En el cartel ponía:
SE BUSCA CHINPANCÉ, DAMOS UNA BUENA RECOMPENSA: 549 EUROS
Cinco días más tarde, se escaparon los otros chimpancés, porque querían ver a Juan.
Cuando el cuidador fue a ver a los chimpancés, grito:
-¡Aaaaaah! ¿Dónde están los demás?
Mientras tanto, Juan estaba sentado al lado de una fuente, intentando coger comida, porque cerca había un restaurante. Los otros chimpancés lo vieron y se pusieron muy contentos. Cuando empezó a oscurecer decidieron subirse a un árbol para descansar.
Al día siguiente cuando despertaron todos, se levantaron, bajaron del árbol y fueron a buscar comida. Muy cerca de alli había un centro comercial, donde los chimpancés querían entrar. Cogieron un carrito de la compra y se metieron dentro, menos Juan que dirigía el carro para no chocar.
El centro comercial era muy grande, había secciones de juguetes, comida, prendas y más cosas. Lo primero que querían hacer era ir a la sección de comida. Subieron por las escaleras automáticas. La gente que estaba comprando gritaba porque nunca había visto cinco chimpancés dentro de un carro y menos en un centro comercial. Los chimpancés cuando vieron los plátanos, bajaron del carro y cogieron todos los que había, empezaron a comérselos y a tirar las mondas por el aire. Por detrás del expositor de yogures aparecieron tres policías que venían corriendo hacia los chimpancés.
Los chimpancés empezaron a correr hacia la sección de juguetes, donde había muchos niños. En la sección de juguetes había peluches y se metieronentre ellos.
Los policías no encontraban a los chimpancés y fueron a la siguiente sección. Al lado de los peluches había una niña, que estaba mirando a los chimpancés.
La niña no les tenía miedo, sino al contrario, le encantaban. Los chimpancés salieron del montón de peluches.
A la niña le gustaban muchos los animales, y entonces decidió llevarse a todos a casa, aunque la mamá le iba a decir que no. Al llegar a casa le dijo a la mamá:
-Me los puedo quedar, por favor.
-¿Lo que?- dijo la mamá.
-Eeeh… pues…unos chimpancés que me encontré en el centro comercial.
-Claro que no. Ellos tienen que vivir al aire libre- dijo la mamá.
-Vale, está bien.
La niña fue al zoo con los chimpancés y le dijo al jefe que los había encontrado. El jefe los abrazó y a la niña le dio la recompensa: 549 euros.
La niña les prometió les prometió que los visitaría todas las semanas.
Y al final todos estaban muy contentos.
Los chimpancés en su casa y la niña de vacaciones con la recompensa que le dio el jefe.